Activos fijos tangibles e intangibles

Los activos fijos relacionados directamente con el giro comercial del negocio, son aquellos bienes y derechos de la empresa con carácter de permanencia. Y bien dependiendo de la naturaleza de la empresa serán sus activos que pueden ser tan complejos como los que requieren grandes industrias o simples como los de alguna pequeña empresa. Pongamos en perspectiva para aterrizar el concepto. Una persona que se dedica a vender pastelería de forma local, sus activos se remiten a la estufa, moldes, artículos de cocina y alguna que otra cosa que necesite para la elaboración de un pastel o postre. Sin embargo una empresa que se dedique a la fabricación de envases de plásticos por dar algunos ejemplos sus activos son desde la maquinaria especializada para la transformación de plástico, hasta la maquinaria de manejo interno para la movilidad entre las diferentes plantas y todo aquello relacionado para la elaboración del producto.

Es por ello que los activos fijos pueden tener diferentes clasificaciones que van relacionadas con la depreciación del activo. Entendiendo depreciación como la disminución periódica que tiene un valor material tangible o intangible. De tal manera que los activos fijos se clasifican en:

Activos Fijos Tangibles Agotables: todas aquellas empresas que para efectos de realizar su actividad comercial utilicen recursos naturales, como el petróleo, la madera, minerales, ganaderos, avícolas, etc. Estos deben ser declarados y en el sentido estricto no se deprecian pero si se agotan.

Activos Fijos Intangibles No Amortizables: Son las cosas intangibles pero necesarias para que se lleve a cabo la operación del objeto del negocio, como puede ser el conocimiento o experiencia que representa el personal de la empresa, que si bien al paso del tiempo también se deprecia, también puede ser el valor que pueda tener la marca de algunos productos comercializados por la empresa.

Activos Fijos Intangibles Amortizables: Aquellas cosas que en un inicio representan un valor preponderante pero al paso del tiempo pierden su valor, como pueden ser las patentes, en un inicio se permite la explotación de la misma pero llega el momento que es de uso general y abierto. Otros ejemplo son las licencias de software, las mejoras que se hacen a las áreas de trabajo u oficinas, concesiones, primas de arrendamiento.

También se pueden considerar como activos algunos bienes que no están propiamente relacionados al objeto del negocio, pero si generan activos o se mantienen de forma estratégica en la empresa como son las acciones y los portafolios de inversión.